lunes, 21 de noviembre de 2011

Buenos días pequeña


Llevo por lo menos ocho horas abrazada a él,
lo sé porque el sol me empieza a saludar desde el horizonte,
un sol muy cálido por cierto. ¿Cúando paró la tormenta?
La marea a bajado notablemente, pero es ahora y solo ahora
que el sol contrae mis pupilas cuando me doy cuenta.
Él estará durmiendo, debe estarlo, desde hace horas no me habla
y eso en él es raro porque, aunque sea para molestar o porque
está enfadado desde siempre con el silencio, debe hablar...
¿Y yo?, ¿He dormido?. Si lo hice ni cai en la cuenta de ello,
ni supe cuando desperté, y si no dormí, ¿porqué he podido
estar tantas horas sin hacerlo y sin pensar?
No entiendo que sucede, ayer nos odiabamos,
a penas nos dirigíamos la palabra y hoy... hoy estamos abrazados,
juntos, esperando que la tormenta se calme eternamente,
o que jamás lo haga y quedar en este estado de paréntesis siempre.
Nose que sucede aquí entre nosotros, entre nuestros cuerpos,
entre nuestras mentes... entre nuestros corazones,
pero se debe aclarar, se debe aclarar ya, porque al final no sabré
que és corazón, que es odio, que es conciencia, que es amor...
no sabre ni que és saber.

Anoche tuvimos una conversación un tanto rara,
o almenos eso recuerdo. No estoy muy segura, el sueño me vencía,
se estaba tan bien acurrucada en sus brazos,
con mis manos en su pecho, que Morfeo quiso llevarme,
aunque eso tampoco lo recuerdo bien. Que aturdida me siento.
Sentía una pesadez en las piernas, en el estómago, como...
angustia pero sin querer quitarmela, como ganas de vomitar,
pero sin querer vomitar... un nido de mariposas,
o tal vez golondrinas, no estoy muy segura,
porque era demasiado revuelo para ser mariposas, en mi estómago,
que subían hasta la garganta y parecía que iban a salir,
que explosionarían en palabras, en su cara, en sus pupilas, en sus
párpados, en sus manos, en su oídos, en su cuello... pero luego,
como huyendo del fuego volvían hacia abajo, a su nido a cobijarse.

¿Pero que coño hablamos?... No logro record... ah, sí... ya... recuerdo.

-Ahora estás mejor, ¿cierto?
+Pero no creas que es por ti, es porque el calor del cuerpo ayuda.
-Ya pues por eso, por mí, sino a que cuerpo te ibas a arrimar?
+Nolosé, no me agobies, sabes porqué he venido... así que calla.
-Por que me quieres.
+....
-No hace falta que digas nada.
+¡No! Por que tenía frío...
-Vale, lo que tú quieras, pero hubiera preferido mi opción.
+... ¿Si? ¿Porqué?
-Por que yo... yo también...
+...
-Te quiero.

Puta sonrisa, ¿porqué has escapado? Deberías quedarte dentro,
siendo devorada por las mariposas, o por las golondrinas,
o por los pelícanos, que ya nosé que es... pero duele... o no.

Se ha movido, está soñando... o... ¿me está acariciando?

-Buenos días pequeña.

miércoles, 31 de agosto de 2011

.


El día ha pasado silencioso, bueno menos por las olas, los extraños
pájaros que no dejan de revolotear, ellos sí, pescando a tutiplén y
los truenos que se escuchan a lo lejos pero no se dejan ver en
forma de relámpago.
No sé donde está. ¿Dónde se ha metido? Sí, sé que le odio y
no le aguanto pero ahora que no está añoro su presencia,
lo patoso que es, lo pesado, lo ruidoso,- lo gracioso, pero esto
no quiero ni comentarlo, que no se haga muchas ilusiones-
lo agobiante e irresponsable,alocado, imprudente, insensato,
inconsciente... Dios, le odio muchísimo - o no-. ¿Dónde se habrá
metido? Son demasiadas horas para estar haciendo el mono,
intentar pescar algún pez o buscar plantas comestibles.
¿Y si le ha ocurrido algo? Pero, ¿Qué dices? ¿Y a mí qué?
Me importa menos que nada
- joder, aparece-.

Han pasado más de... mmm... calculando así a ojo... más de seis,
no, no, más. Tal vez diez horas desde que se fue, por qué ya está
oscureciendo y aún no ha regresado. No es que me importe, pero
tengo hambre y él tiene alimento seguro.

Una sombra se acerca por la orilla, tal vez sea él, o no
- dios mío, que sea él, que sea él...-. Efectivamente.

- ¿Dónde coño estabas?
+ Joder, que vocabulario. Yo también me alegro de verte, maja.
- ¡Huy! ¿Qué ahora te importa mi vocabulario?, venga va.
Dime dónde estabas.
+ Primera: No, no me importa, es más, me importa una mierda.
Segunda: estaba donde me daba la puta gana, y tercera: no tengo
por qué darte explicaciones. Dame las gracias de que al menos
tengas algo que llevarte a la boca.
- Algo...mmm... ¿Cómo qué?
+ ¿Ya estás mal pensando? Estás enferma, eh.
- Que más te gustaría - o me gustaría-.
+ Ya te lo dije, contigo ni en bici, guapa.
- Oh, el primer elogio en toda nuestra aventura, te lo agradezco...
¿Qué tengo para llevarme a la boca?
+ Jajaja, lo que quieras nena... Es broma, es broma. Cangrejo.
- ¡¿Cangrejo?! ¿No había otra cosa o qué? ¡Qué asco!.
+ Perdóneme usted, señorita. El caviar y las ostras se
habían terminado.
- Intentas ser gracioso hasta en una jodida isla desierta, ¿no?.
¡Deja de intentar llamar la atención! No eres el ombligo del
mundo, no eres el centro de atención de nadie, ¿sabes?.
+ ¿Pero qué coño te pasa? ¿Te ha venido la regla o qué?
Mañana ya te las apañarás para comer algo, yo paso de ti.
- Perfecto, por fin.
+ Pues eso. Tss.

Eso fue lo último que hemos hablado desde hace horas,
después de aquello, comí algo de cangrejo sin protestar y
me tumbé debajo de un cocotero.
Me quedé dormida y ahora que me despierto y me destemplo
me doy cuenta de que hace frío, mucho frío.
Soy estúpida, ahora me apetece abrazarle,
ahora necesito abrazarle.
¿Dónde está? ¿Cómo puede desaparecer cada dos por tres y
encontrar de nuevo el sitio dónde estoy yo? Lo necesito.

+ Chhschss. Ven aquí tonta consentida, si aún aceptas mi calor,
claro. Por que tienes frío, ¿verdad?
- No, no tengo y aun que lo tuviera no querría tu calor. - Soy
extremadamente idiota, que me lo vuelva a pedir, que me lo
vuelva a pedir...-.
+ Va, no seas cría y ven aquí, sé de sobra que tienes frío.
Además se avecina tormenta y conmigo estarás mejor.
- Vale, pero que no sirva de precedente. -Gracias-.






sábado, 6 de agosto de 2011


"-No hay huevos a...
+¿Qué no? No digas más, luego no te me quejes, eh.
-¿Yo quejarme de ganar una apuesta?
+¿De ganar? Muy segura estás tú, y equivocada, tss.
-Va, anda, anda. Dí, ¿qué apostamos?
+Nolosé, dí tú, tú eres la que dijiste que no habían huevos...
-Vale, dos birras.
+Buah, gano seguro, por dos birras seguro."

Y así es como llegué hasta aquí, por dos birras, por dos míseras
birras, pero lo peor de todo es que a mí ni siquiera me gusta
la cerveza... Ahora estoy en una isla desierta, con mi mejor amigo,
casi al borde de una insolación, con la piel repleta de pecas y sin
barca para volver a... algún sitio. Almenos tenemos fuego por
las noches, que el frío de aquí corta la piel cuando el sol decide
marcharse a dormir y una lumbre se agradece.
Ahora mismo le odio. Sí, le odio. ¿Por qué tuvo que aceptar
esta tonteria?. Yo solo quise picarle, hacer la gracia,
y ahora mismo lo único que me hace gracia -aunque intento que él
no se dé cuenta- es verle tratar de pescar un pez.

No entiendo como pudo pasar. Estabamos en la costa,
tomando una caipirinha y en poco más de un día, estamos perdidos
en una isla desierta. ¿Qué coño... qué sucedió aquella noche?
Lo último que recuerdo antes de despertarme bajo un cocotero
a la orilla de esta playa, es aquella conversación, donde yo le ponía
a prueba como él siempre me pone a mí, pero se me olvidó que
él nunca se echa atrás, y si dices "no hay huevos" él tiene todos
los del país. Después recuerdo que bebimos unas cuantas caipirinhas
más -perdí la cuenta, claramente- y dos chupitos de tequila, de eso sí
me acuerdo, por el jueguecito con la sal, el limón, los lametones...
¡Hostia! ¿Pero qué coño hicimos?
Vale, tengo que relajarme. Necesito dormir un poco. Pff, él sigue ahí,
intentando pescar con las manos, ¿no ve qué es imposible? No, claro,
¿cómo lo va a ver? Es estúpido.

¿Pero qué ruido es ese? ¿Quién da esos golpes? Una ya no puede
ni dormir tranquila en su cuarto... ah, no, no, claro...
no estoy en mi cuarto. Más a mi favor entonces, una no puede ya
ni dormir tranquila en una isla desierta... Dios, el sol abrasa mis
ojos, el cabrón quiere, encima de que ha calcinado mi piel,
quemar mis retinas. Pues solo me faltaba eso quedarme ciega
en una isla desierta con el pardillo este -creo que cada día lo
odio más-, que por lo que veo es él el causante del ruido
que me ha despertado. ¿Qué hace?
Este se cree que es el protagonista de la película "El naufrago",
en cuanto pueda le quito el pedrusco con el que esta golpeando
y se lo parto en la cabeza, a ver si se queda inconsciente unas
horitas y me deja descansar.

-¿Se puede saber qué haces?
+Eh, ¿te has despertado ya?
-No, qué va. El que aún no se ha despertado eres tú,
yo solo estoy en tu sueño. Guarrillo, te lo montas conmigo
en tus sueños, ¿no?.
+¿Qué? Yo... Yo contigo no monto ni en bici, mira lo que te digo.
-Ya, en fin. Sí, ya me he despertado. ¿Cómo no hacerlo
si estás dando golpes como un puto hombre de las cavernas?
+Ya es hora de levantarse, dame las gracias de que haga
de tu reloj y gratuitamente encima. Además, ya me lo
agradecerás cuando pesque algún pez y tengas algo que
llevarte a esa boca de lela que tienes.
-¿Lela? El lelo eres tú, qué por tener tantos huevos
nos has encerrado en esta isla. Idiota.
+Cállate anda o te quedas sin comer. Además, no haber
empezado con el jueguecito.
-Sí, para otra vez ya lo sé, que contigo no se puede jugar.
(Me mira de una forma entre decepción y rabia,
creo que yo seré la cena hoy)
+Sí, mejor no juegues conmigo, anda, hazme el favor.

martes, 5 de julio de 2011

Verano


Vuelve otro más.
Despertarse más temprano de lo que uno desearia,
sin explicación lógica.
Tal vez tu mente quiere salir de esas cuatro paredes,
tal vez tu cuerpo quiere correr, volar...

No hay palabras para describir un atardecer de verano,
o un amanecer en el que puedes ir en tirantes sin problema alguno.
No hay palabras para describir los días eternos
y las noches larguísimas.
No hay palabras para explicar la buena atmósfera
entre todas las personas, aunque no se conozcan.
No hay palabras para explicar tantas sonrisas,
tantas pieles respirando al sol,
tantas caricias en público y tantos bailes nocturnos.

No hay palabras... así que esto es perder el tiempo,
perder los minutos en un día más ( o menos )
de este verano, el que puede ser ( puedo hacer que sea)
el verano de mi vida.

Veranea, no hay nada mejor que veranear.

martes, 31 de mayo de 2011

Revolución.


El mundo se desmorona.
La civilización desaparece, la coherencia se nos escapa,
el progreso está agonizando en algún andén y nosotros como si nada.
Seguimos sentados, viendo el tiempo corretear,
mirando como el sol nace y muere a cada instante
y apesar de llenarnos de oscuridad cuando menos lo esperamos
seguimos sin correr, sin acelerarnos, sin luchar, sin hacer nada.
Lo creado para que vivamos bien nos mata,
y lo que nos destroza el cuerpo y mente
nos hace adictos a su sabor.
El mundo está loco.
El universo visita el psiquiatra cada semana,
y no consigue derrotar esta depresión.

Aquí seguimos, marionetas de la vida.

Hasta que un día, algo de sopetón nos despierta,
de nuestra típica siesta española y...


¡REVOLUCIÓN!

Llega y nos callan a hostias.
Aún no has formulado una pregunta
y ya te están prohibiendo ese pensamiento.
Intentamos ser testarudos, cabezotas
y nos rompen las ideas con prohibiciones y puñetazos.


(suspiro)

Volvemos atrás, necesito dos piedras,
para calmar esta época tan fria,
apesar de estar a las puertas del verano.
¿Sabré hacer fuego con ellas?
Ayer me tocó cazar, fabriqué mis herramientas
y salí al bosque a por algo que llevarme al paladar.

Hoy toca perseguir a homosexuales, brujas,
enfermos, rebeldes y deviados.
A cualquiera que no piense como una oveja,
a cualquiera que quiera pastar en otra ladera
o no se deje esquilar.
¡A la hoguera con él!

Mañana haremos presos a los que tengan una mente más abierta,
a los que crean en la libertad, en la opinión del pueblo,
en la lucha hacia una vida mejor para la gente de apié.
Fusilaremos a gente de color, otras etnias,
otras creencias y religiones ¿diferentes? Por favor... ¡no!
A quién se revele contra toda autoridad,
a quién no quiera seguir las normas establecidas
o crea que no es miembro de esta unidad.
A quién siembre el caos, a ese lo anularemos.

Porque este es un pueblo tranquilo,
una ciudad pacífica, una comarca unida.
Porque este es un pueblo ahogado,
una ciudad agonizando, una comarca muerta.

Porque esto es la libertad de no tener libertad,
y quién no lo quiera así será repulsado del rebaño.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Eterna como una fotografía.


Un día sin más cogió sus pertenencias y se marchó,
lejos, sin dejar rastro, sin saber a donde.
Su teléfono debió sonar cientos de veces,
porque él, todos, no dejaron de llamarla.

Pero jamás contestó.
Jamás hayaron respuesta
tras los tonos,
ni siquiera un mensaje. Nada.

Él regresó al piso de ella, allí estaban sus llaves,

no pensaba regresar.
Allí se encontraba todo como cuando ella todavía lo habitaba,
tan solo que con menos ropa, menos fotografías adornando

las paredes, menos luz, menos música, menos risas,
menos voces, menos bailes y menos bromas.

Estaba todo igual pero sin estar.
Él se sentó en su cama, perfectamente hecha
y recordó
cuantas veces estuvo sin hacer.

Miró los rayos de luz que iluminaban
algunas de las fotos
aún colgadas en su pared
y recordó cuantas veces ella
le habló sobre esas imágenes,
y recordó cuantas veces
vió las manos de ella bailar
en el aire entre esos rayos de luz,
como si de un par de
bailarinas se tratasen,
también recordó cuantas veces
ella abrió la persiana
y la ventana para darle los buenos días
al día, al sol, al cielo
y al mundo, y que pocas veces obtuvo respuesta.

Recordó las risas en la cama, los bailes debajo de las sábanas,

las conversaciones hasta tarde...
Recordó las manos de ella,
con sus uñas pintadas de rojo,
siempre abrazando una cámara.
Recordó las horas y horas que ella podía pasar sin dejar de hablar,

de bromear y de reír. Las horas que podía pasar din dejar
de
imaginar y soñar. Recordó las vueltas y vueltas por su piel,
y las que ella daba por la suya, como para,
que pasase lo que pasase,
tenerlo en la memoria para siempre,
como aprendiéndoselo.

Recordaba cuanto a ella le gustaba cantar,
y escribir e inventar.
Recordó cada una de las canciones que le regaló en conciertos
mágicos
y privados en aquel paraíso de cuatro paredes,
y lo mucho que ahora
lo valoraba y lo echaba en falta.
Recordó cada sueño que ella tenía, y cada ilusión,

que le contaba que quería cumplir.
Recordó como era tenerla a su lado, cogida de su mano
y derramó lágrimas de arrepentimiento hacia esa cobardía,

hacia esa cordura que no le dejó,
que le cegó para no hacer
alguna de aquella exquisita y
maravillosa locura que ella siempre deseó.

Recordó y recordó.

Al ver la guitarra allí, en su esquina de siempre también
recordó
las veces que la tocó para ella,
y los ojos iluminados
que ella nunca supo esconder.
Después de quedarse unos minutos en el que hasta hacia poco
había sido
su rincón, su pequeño trocito de paraíso, de cielo,
revosante de felicidad,
se acercó hacia donde ella
guardaba sus más preciados tesoros:
sus cámaras.
Abrió aquel armario y allí solo encontró una nota
junto a la cámara
más antigua y preciada que ella tenía.
Algo que quedó grabado en él eternamente.

La nota decía así:


"Lo siento. Lo siento muchísimo, jamás podré olvidarte...
te llevo en mis imágenes. ¿Has visto todo esto?
Con lo inmenso
que és ¡corre! ¡no te quedes aquí!
y llévatela a ella, para,
como yo, jamás olvidar
ni un solo instante realmente importante."





Siempre fue demasiado libre para no volar lejos.

lunes, 18 de abril de 2011

Hasta no-pronto.



Tengo que darme prisa. ¿La maleta está preparada?
Dios, no recuerdo donde dejé el DNI.
Vale, vale, tranquilízate. A ver... ahí la maleta,
ahí tengo las zapatillas, la chaqueta sobre la cama,
¡las gafas de sol! no se me pueden olvidar,
el pañuelo tampoco, ni el cepillo de dientes.
Madre mía, es tardísimo, debo darme prisa,
no puedo llegar tarde. Debo apresurar el paso.
¿Tiene bastante gasolina el coche? A ver... sí, sí, llego seguro.
Debo tener cuidado en la carretera. Hoy hace un buen día. sí lo hace.
...
Pero...
¿Por qué?
¿Por qué correr?
¿Por qué todo debe estar preparado tan temprano?
¿Por qué tanta prisa arriesgándome así a olvidar algo?
Aunque y si lo olvido... ¿qué? ¿que más da?
¿Por qué temer a olvidar algo?
¿Por qué apresurarme?
¿Por qué preocuparme tanto y de tanto?
No importa, nada de eso importa.

No importa si corro más o menos,
si llego antes o después.
No importa si olvido algo o no.

Allí donde voy no necesito más que a mí,
no necesito llegar pronto ni tarde,
seguirá estando allí, esperándome,
tarde dos minutos o tres años, allí estará.

Que más da cuando decida ir,
cuanto decida tardar,
como decida llegar...
Da igual,
lo importante es ir: moverme, alejarme,
marcharme, evadirme, desaparecer
y aparecer en otro lugar.

Lo importante es el viento en el rostro,
el sol acariciando mi piel,
el olor a nuevo y las voces desconocidas.
Lo importante son los paisajes desconocidos,
las costumbres flamantes y las sonrisas por aprender.

Uff, vale. Más vale que me relaje, respire fuertemente,
cierre los ojos un instante y deje de pensar.

Nada. Cero. Vacío. Eco.
Vale, ahora, ahora no hay nada.
Ahora puedo marchar.

Adiós pasado, adiós "lo de siempre".
Adiós costumbre, adiós rutina.

...


Hola TODO.

martes, 29 de marzo de 2011

Contigo a las estrellas.


Despierta un nuevo día y tan solo puedo sonreir.

Que si el mañana es cruel, que si lejos queda la paz,
que si el día esta nublado o la voz tiembla en mi garganta.
Me da igual.

Que si el tiempo pasa volando, que si los días se esfuman,
que si mi piel se arruga, que si mi pelo pierde la viveza.
Me da igual.

Que si mi vida se consume, que si mis ojos se van cegando,
que si mis manos se vuelven torpes, que si mis oídos olvidan escuchar.
Me da igual.

Me da igual, si todo eso me ocurre abrazada a tí.
Mi mundo seguirá siendo joven, seguirá siendo divertido,
alocado, mi mundo seguirá siendo feliz si es contigo.
Me da igual si se acaba la vida, si la vivo y la muero contigo.

Por qué contigo hasta las estrellas,
por qué contigo hasta el fin del mundo.
Por qué contigo despierto entre sonrisas
y duermo en un sueño real.

Por qué te quiero ver feliz.
(¿y que queda si quitamos "por qué" y "ver feliz"? )

jueves, 10 de marzo de 2011

Atrás.


Quiero volver atrás.
Rebobinar y rebobinar.
Ver mi vida a cámara rápida y hacia atrás.

Volver al primer beso, al primer dia de instituto,
volver al último curso de primaria,
a las vacaciones en el pueblo,
a los bollos de azúcar con chocolatinas dentro,
volver a bañarme en la piscina y no llegar en lo hondo,
volver a ver dibujos en las mañanas de verano mientras desayuno,
volver a los kinder sorpresa, y sorprenderme.

Quiero volver a corretear con mis primos en navidad,
jugando cada 10 minutos con un juguete diferente.
Volver a las cenas familiares, manchando toda mi ropa de helado,
volver a ser arropada por mi madre y su beso en la frente.

Volver a aprender a montar en bici,
volver a jugar con muñecas y barbies,
volver a las papillas, a los chupetes y al biberón.
Volver a gatear por el pasillo de mi casa,
bajo la atenta mirada de mis padres y mi hermana.

Volver a llorar sin ser comprendida en mi cuna,
volver a no recordar nada.
Volver al hospital, a ser admirada por mi familia.
Volver atrás, tan atrás que pueda verme el cordón umbilical
todavía colgando de mi tripa.

Y volver más y más atrás.
Volver a estar dentro de mi madre, protegida como nunca.
Escuchar a mi hermana a través de la piel y la carne de mi madre.
Quiero volver a flotar en la paz absoluta,
caliente, segura, despreocupada, feliz.

Volver a ser tan y tan pequeña, que casi no me diferencien
en una ecografía. Que giren la cabeza de un lado a otro para
poder descubrir donde se encuentra mi manita o donde está mi pie.

Quiero volver atrás, tan atrás que no recuerde nada.
Tan atrás que todo me parezca nuevo y mágico.
Tan atrás que aún todo esté por descubrir.


(tan atrás que al ver tus ojos me quede más sorprendida
de lo que la primera noche me sorprendí ^^)

martes, 1 de marzo de 2011

Sé libre

Siempre lo mismo.
Volvió a acercarse a la ventana. Miró.
Una vez más, aunque siempre miraba lo mismo,
a pesar de que lo que se encontraba al otro lado del cristal
era siempre igual, una vez más le sorprendió.
Esos colores, esa luz, ese calor que parecía cubrirlo todo.
Siempre los mismos niños correteando a las mismas horas,
los mismos coches de los mismos colores,
los mismos ancianos paseando por las mismas aceras.
Eran los mismos días los que hacía tormenta,
las mismas nubes en el mismo cielo azul.
El mismo sol allí arriba.
Fuera todo parecía siempre tranquilo, todo parecía apacible,
cálido, feliz; en cambio aquí dentro a cada momento la oscuridad
se adueñaba más y más del espacio.
Cada vez más oscuro, cada vez más frío.
Apesar de no tener luz y de dolerle todos los huesos
por el gélido ambiente, nunca se atrevía a salir,
había estado a un paso cientos de veces,
pero en el último momento siempre se acobardaba,
siempre sentía ese mal estar en la boca del estómago,
esos pinchazos en la sién, ese temblor en las rodillas.
Siempre el miedo, la inseguridad, el temor a lo desconocido,
a lo nuevo sobre la espalda, haciendo sus pies pesado,
susurrando en su oído que salir no era la mejor opción.
Y allí estaba ella encerrada, sin más, sin nada.
Una vez más se encuentra a un paso,
una vez más esta a punto de ser libre.
"Quiero denunciarlo, sí, por maltrato"
Y salió con paso firme, aún temiendo pero acompañada de
una tranquilidad absoluta. Respiró profundamente,
muy muy profundamente, tan profundo que notó recobecos
que hasta entonces no conocía en su interior.
Miró al cielo, observando cada una de las nubes,
dejando que la brisa curara sus herida y después...

después tan solo sonrió.

viernes, 25 de febrero de 2011

Insensible.



Já! Insensible. Que gracioso, o irónico, o ambas cosas.
Insensible como el hielo que envuelve mi dormitorio,
por el cual patino cada noche junto al insomnio que no
me deja visitar a Morfeo, y que hace tiempo que se
adueñó de mi cama, de mis sábanas, empapándolas de
recuerdos, añoranza y arrepentimiento.
¡Puto innomnio!
O tal vez no sea insomnio como enfermedad que se le
conoce, pero si tiene sus mismos síntomas:
me siento un búho, un murciélago, un vampiro.
Pero yo ni siquiera salgo a cazar de noche, solo dejo
pasar las horas, las veo pasearse delante de mis ojos y
no hago más que saludarlas, con un pequeño gesto
de cabeza, y continuar ahí, sin hacer nada, pensando en
que hacer mientras no lo hago.

Creo que sí, que soy insensible, o almenos estoy en
proceso de serlo. Ya apenas siento pena, dolor, lástima,
cariño. Ya no siento ese cosquilleo en el estómago cuando
un chico me besa (tal vez eso es porque no hay un solo chico,
son demasiados labios los que me rozan que me he hecho
inmune a los besos...) y si empiezo a sentirlo, rápido desaparece
porque o no lo vuelvo a probar o acaba convirtiéndose,
el simple cosquilleo, en acidez de estómago.
Ya no tengo compasión por nadie, soy metódica y fría,
incluso a veces calculadora (y eso me aterroriza).
Desde hace un tiempo hacía acá, desde que me presentaron
al amor, que día tras día estoy dejando cada vez más de ser yo,
y me estoy convirtiendo en otra, en Insensible.
(Y cada día me gusta más ser hielo).



Hoy me descubrí un par de pecas más, para las cuales
jamás había ocupado unos minutos de mi vida en
observarlas y conocerlas. Me gustan.
Cada día conozco un nuevo trocito de mí.

De mí y solo de mí.





"Insensible me llaman a veces. Soy precavida no insensible.
Sentir siento como puede sentir cualquiera, simplemente
controlo como y cuanto hacerlo, para que esto, una vez
más, no se me vaya de las manos"



martes, 22 de febrero de 2011

Creo recordar, que me prometió ver nevar, y solo lo ví, sí, sí cuando él tocaba por y para mí.
Era entonces y solo entonces cuando corría al jardín, y con sus notas de fondo danzaba en la noche. No me importaba el frío, ni el viento cortando mis labios, ni el crepúsculo solitario y lúgubre.
Solo lo hacía cuando él tocaba, cuando él me regalaba su melodía, mí melodía.
Solo entonces volaba sin alas, arriba, tan arriba que la tierra desaparecía bajo mis pies y no podía oír más, ni ver más, ni sentir más que esa melodía.
Cuando las notas recorrían mi piel las despedidas, amargas, se convertían en emocionantes despedidas, cargadas de esperanza y futuros abrazos, los olvidos se convertían en recovecos vacíos ansiados de ser repletos de momentos, los gritos se tranformaban en risas y las lágrimas surgían solo de tanto sonreir.
Cuando escuchaba esas notas nada importaba, porque sobraba todo, porque nada faltaba.
Recuerdo que era escuchar el la menor que encabezaba la lista de sentimientos disfrazados de música y olvidarme hasta de que instrumento era el que lo vomitaba, no lo recuerdo, pero daba igual, lo importante era la danza de notas por mi espalda, subiendo por mi nuca, resvalando por mi oído.


Por aquel entonces sí que sonreía, tal vez demasiado, tal vez sonreí tanto que gasté mi cupo de sonrisas, tal vez...
Y ahora solo queda en mi memoria, en mi recuerdo, en mi paladar algunas mañanas soleadas, que sin saber por que brota de mí aquella armonía. Ahora solo queda en mí, por que de todo lo demás desapareció.

Ahora, a pesar de todo, algunas veces, aún sigo bailando bajo la nieve.

domingo, 13 de febrero de 2011

¿San? Valentín.


Querido Valentín:

(No me dirijo a tí como santo, por que dudo que de santo
tengas algo.)
Quería hacerte saber mis más enormes sentimientos de odio
y repugnancia hacia tí. Creo que eres un farsante y un metetentodo.
Me puede explicar usted, ricitos con alas ¿que coño hace liándonos,
a su voluntad, con lo bien que está uno queriendo a su madre y
adorando su propio ombligo?
Mira te voy a explicar unas cosillas, no me parece normal
(y menos de santo) ir en pañal, o calzoncillo (que no sé que es peor)
todo el día por ahí, con la permanente rizada intacta "idiotices"a
quién "idiotices" (que pareces el bueno de una película de acción
americana, que nunca le alcanzan las balas y consigue salir de un
tiroteo en medio de la gran avenida, contra 100 asesinos a sueldo
que desean acabar con su vida por una grata recompensa,
sin ser siquiera despeinado).
¿Quién te has creido que eres dando por hecho que debemos ser
"idiotizados" por que sí?
Pues no.
Es más eso debería estar prohibido (pero claro, esto es España,
o la Tierra en sí, lo prohibido es no-prohibido).
Lo que me parece usted, caballero exhibicionista es que es un
enfermo mental, que le gusta ver parejas besándose para rebajar su
pasión sexual (ya que dudo que ni pagando, alguién quiera acostarse
con un puto personaje con alas y pañal) y además, me resulta un poco
"rarito", como el típico sicópata.
Solo quiero que sepa que no sé que clase de estupefaciente mete
en las puntas acorazonadas de sus flechas, pero no me gustan
las drogas, y menos las duras, así que le agradecería, que por lo
menos a mí y a los de mi alrededor, no nos toque los huevos con las
dichosas flechitas.
Gracias.
Le puedo dar ideas para saber que hacer con ellas,
le aseguro que el culo es mejor sitio para guardarlas que su aljaba.
Solo tenía que comunicarle eso, creo, señor Valentín,
así que le dejo seguir con su obsesión por las parejas y sus dodot,
y recuerde...
de toda la vida, las flechas, sean de usted o de su puta madre, DUELEN.
(incluso algunas llegan a matar.)


Atentamente:

Una enamorada del amor.

martes, 1 de febrero de 2011

Que bien me sabe tu ausencia



(Se acabó. Ahora toca que sonrías. Sonríe, no, no es una opción,
es una orden, una obligación.)


Que buen sabor de boca tu marchar.
El no estar de tu risa en mi oído, o tus manos sobre mi piel.
La ausencia de tu mirada, de tu nariz, de tu pelo.
Que tranquilidad cuando no está tu voz,
tu recuerdo en mi cabeza gritándome.

Te has marchado, dices que para siempre, nosé si creerte,
pero ¿sabes qué?
Que me da igual.

No quiero especular, no quiero suponer, esperar, desear.
No quiero.
No voy a tomarme otro café y otro y otro,
viendo (y entristeciendo) como la nata del tuyo se esfuma,
y la taza queda helada.

Cogeré mi taza, abriré la bolsita de azúcar,
echaré su interior en mi café,
agarraré la cucharilla, PEQUEÑA, fría, METALIZADA y removeré,
mientras leo sus típicas frases que alfinal, tienen su sentido,
que me hacen pensar, como
"se necesita mucha mierda para tener ocupada la cabeza".
(¡Cuánta razón! Maldita bolsita de azúcar.)
En fin, removeré y removeré, tomaré a sorbitos mi café,
haré una mueca de felicidad al ver el tuyo enfriarse
y después marcharé, acompañada de una sonrisa
que tan solo el verte sin mí puede provocarme.
"Por dentro los sobres són todos iguales"
(Já!pero hay sobres y sobres. Sobres que por muy dulces que estén
solo por el aspecto que tienen jamás volcarías en tu café, y luego,
sobres que parece que te van a endulzar por dentro
y cuando los pruebas habían pasado de fecha y te lo amargan todo)

¿Me ves? Pues fíjate bien, porque en breves me habré convertido
en espuma de café, esa de tu taza, esa que acaba desapareciendo.
Sí que luego habrán miles de espumas más en tu café,
pero ya ninguna será como la anterior, y yo,
yo me deshago sin que me pruebes.
Tú dices que te da igual, que no te importo lo más mínimo,
nosé si creerte, pero una vez más, ¿sábes qué?
Que me da igual.

No hay mejor aperitivo que un café sola, sin tí,
sin tu ruido al absorver, sin tu mirada por encima de la taza,
sin tus manías esúpidas, sin tus dedos tocándolo todo.
No hay nada mejor al acabar que romper a pedazos el sobrecito
vacío de azúcar, guardando su consejo en mí,
pero haciendo que sea mío y de nadie más.

Y después, para bajar el café...mmmm...sin tí.
El silencio.

(La boca se me hace agua)

Que bien me sabe tu ausencia.

Y después del aperitivo... ¡A comerme el mundo!

martes, 25 de enero de 2011

Mi yo y yo.




Y así quedé, ante el silencio de conchas, corales y arena.
No tenía tampoco nada que decir yo, pero esperaba un sonido,
una palabra, algo de esperanza por su parte, por parte del mar.
No hubo nada de lo que yo esperaba, el anelo de una palmada
en la espalda fue muriendo al igual que murió el día,
y allí me quede, pasmada, esperando nosé que cosa más,
nosé a quién, si ya no había quién, ya no habiá qué,
ni razón de esperar sentada, ni de pie, no quedaba nada ya.
Las olas iban y volvían, hacían el amago de acompañarme pero
se alejaban a la primera de cambio dejándome tan solo espuma,
que almenos ella, ella si hacía un suave sonido
para acompañarme, para no dejarme vacía en el silencio de la playa.
Pero tal y como lo hacía volvía a abandonarme.
Como el mar, como el sol, como la luna, como todo.
No me quedaba nada que hacer ya, sin tí,
sin el sol, sin su calor, sin el tuyo. Pero ahí estaba, como una tonta,
como lo que soy, como una enamorada del amor,
como una loca por las locuras y apasionada de la pasión.
Ahí seguía yo, yo y el silencio, el silencio y yo, o tal vez ya ni yo,
o tal vez ya ni el silencio, no lo se, pero tampoco quiero saberlo.
Ya no quiero saber nada, ni de nadie, no quiero más sonrisas,
ni más lágrimas. No quiero nada, y es una pena desaparecer así,
sin más adiós que la ausencia de una simple mirada,
un simple beso o una caricia.
Es triste, pero es así, desvanezco y nadie va a venir a buscarme.

Mira, el horizonte, las conchas, las caracolas, la arena, las olas.
Míralo todo, míralo porque tal vez nunca más lo vayas a ver.
(¡cállate cabeza estúpida,
estoy intentando no pensar, solo dejarme llevar!)