miércoles, 24 de agosto de 2016

Mi gran parte de mí

Y te vas y ya no hay nada más. Ni meriendas, ni historias antes de dormir, ni veranos, ni leche condensada. Te marchas y ya no hay cucharas en los caquis, ni corazones de sandía, ni geranios ni claveles. Te alejas y ya no hay navidad, ni belenes, ya no hay delantales ni canarios en las jaulas de la pared. Te vas y ya no hay canciones de infancia ni juegos de cartas, ya no hay bingos, ni sillones balanceándose, no hay gatos maullando, ni perros durmiendo. Te marchas y ya no hay coplas, ni canciones de antaño, ni historias de guerra, ni recuerdos en blanco y negro. Te alejas y ya no hay fin de semanas en el pueblo, ni charlas con la cabeza sobre la barriga, no hay buena comida, ni dulces y bombones, no hay exceso de compra, ni frases del sur, ni dichos de abuela. Te marchaste, te alejaste y te fuiste y no me diste tiempo a despedirme de ti, te llevaste la mitad de mí, o tal vez a mí entera. Decidiste irte y me quedaron tantas cosas por decir y abrazos por repartirte. Abuela.