Camino.
La lluvia me empapa.
Esta lluvia de indecisión y miedo.
Esta lluvia de cobardía y temor.
Esta lluvia, maldita lluvia.
No puedo escapar de ella.
Allí donde vaya, esta la lluvia.
En mi cabeza llueve.
En mi corazón llueve.
Maldita lluvia.
Entristezco.
Pues el sol que parecía haber salido
parece muerto entre la tormenta.
No hay luz, y la necesito.
Todo volvió a oscurecer.
La tormenta y el gélido frío se apoderan.
Acaparan todo mi ser y lo paralizan.
Los pensamientos me aturden.
Las ideas se mezclan.
Todo por esta maldita lluvia.
Desaparezco.
Me pierdo entre mi razón y el corazón.
Desvanezco entre la coherencia y la lujuria.
Me hago invisible.
Me escapo y quedo inexistente.
Deseo tanto huir.
Correr lejos, hacia el cénit.
Llegar al extremo y abrir las alas.
Dejar que el viento me lleve a ninguna parte.
Y alli descansar sin esta maldita lluvia.
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¿De qué deseas huir, joven? ¿De qué tienes miedo? ¿De qué te dejas empapar?
ResponderEliminarme gusta tu joven blog...
un beso!
recuerdo los destellos de luz
ResponderEliminarcomo si fuera aquel dia
cruzaban mi pecho como si de papel se tratara
provocado por unos ojos
y unos labios incesantes
que se grababan en mi mente para jamás olvidar,
aquellas mágicas palabras que algún dia
espero volver a escuchar
para recordar a mi cuerpo
aquel momento de felicidad
una felicidad, que no puedo describir
no encuentro palabras para aquella sensación
que ojalá persistiera durante toda la eternidad
24/08/08