domingo, 17 de octubre de 2010

Da ya igual.


¿Me voy por lo que eres o por lo que nunca fuiste?

Que más da ya.
No importan las palabras, ni los gestos, ni las miradas...
Ya no importan nada,
porque cuando importaban no les diste importancia.
Ya da igual, si sonreímos, si lloramos,
si jugamos o si nisiquiera hablamos,
da igual porque cuando debía pasar todo eso,pasó,
pero demasiado,
arrambló con todo y tan solo dejó el desconsuelo
del silencio y el vacio,

la soledad que deja un huracán cuando levanta todo a su paso.

Y ya no queda nada,

por no quedar no quedan ni cosas que reprochar,
ni miradas que lanzar, ni besos al aire que dejar volar,
no queda nada, y nada tampoco queda ya.

Ya no me queda nada para impresionar,
ni por dentro ni por fuera.
Ni una historia entretenida que contar,
ni un detalle de mi piel por descubrir.
Porque nos escuchamos tanto,
nos hablamos tanto que nada queda ya,
poque nos observamos tanto, hasta llegar a admirarnos,
que nada queda por admirar.
Y no es que el camino llegue a su final,
sino que mis pasos no pueden caminar más, a tientas, a oscuras,
porque por no quedar,
no queda ni luz para alumbrar.

Y perseguimos tanto el destino, y fuimos tanto detrás de él,
que o nos pasamos o no llegamos,
pero y eso ¿que mas da?
Ya da igual.


Que sepas que deberé marchar,
deseo que te traigan flores las mañanas, pero, alfinal...
deberé

...marchar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario