lunes, 12 de julio de 2010

=)


Ahí están, con su música, con sus acordes y sus melodías.
Ahí están, ellos, con sus drogas, sus papeles, su forma de evadirse.
Y aquí estoy yo, tan solo eso, nada más.
Escucho, sonrío, observo, vivo, o me dejo vivir.
Ahora es cuando me paro a recordar,
cuando la melancolía, el recuerdo y la memoria regresan a mí.

Ahora es cuando me parece saborear los bollos de azúcar y chocolate,
las paellas de los domingos y las sopas de letras.
Es cuando puedo incluso oler las rosas de mi pueblo,
sentir el aroma del romero y del rocío en mis pulmones.
Cuando el hulahop rodeaba mi cintura,
las hojas de los arboles pasaban por suculentos platos
y las estrellas me parecían mágicas.

Ahora es cuando recuerdo el primer día de clase,
el primer examen aprobado, y el primero suspendido.
Es cuando pienso en los recreos y en las películas de dibujos,
en los petit suites y en las sorpresas de los kinders.
Cuando la memoria me trae la imagen de mi primer beso,
de la primera vez que me cogieron de la mano
o del primer amor, de esos que te hacían estremecer.

Ahora también es cuando recuerdo los desamores amargos,
los recuentros empalagosos y las riñas insípidas.
También es cuando me retumban en mi cabeza
las malas palabras, las miradas asesinas,
los besos punzantes y de judas y las caricias asperas.
Es cuando pienso en las noches en vela,
en aquellas lágrimas que merecía nadie.
Cuando tengo en mente las horas vacías y mudas,
y los días nublados y negros.

Y ahora también es cuando me doy cuenta que terminó,
que el sol esta ahí, solo tengo que alzar la mirada un poco.
Frente a mí, con su música, con sus sonrisas,
sus preocupaciones sobre mí y su manía de regalarme mil caprichos.
Ahora es cuando lo veo, mi sol, mi felicidad, mi alegría.
Es cuando caigo en que todo mereció la pena,
tantas penas para conseguir esta alegría, la absoluta.
Es cuando me fijo en que él es mi sonrisa permanente,
mis ganas de seguir con todo.
Cuando mi mente y mi corazón me dicen que es él, solo él.
El que me enseñó a ver el pasado como una fase de aprendizaje,
como lo que es, algo terminado, y dejarlo donde debe estar: detrás.
Él me demostró que la vista debe ir al frente,
y como mucho, sin darle mayor importancia de la que tiene,
observar el horizonte, pero tan solo de reojo,
tan solo para no tropezarnos más de lo debido.

Él, mi sol, mi todo, me dio tanto,
tanto que no se como devolvérselo.
Solo le puedo prometer no detenerme,
no volver la vista atrás,
no pararme a contar más piedras de las que toca.
Tan solo observar lo que esta frente a mis ojos,
y enfrentarlo y superarlo con una sonrisa.

Y mi presente y mi futuro te lo regalo,
para ti, tan solo cuídalo.
Ah! Casi se me olvida,
sí, mi sonrisa también es para ti.


=)

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